lunes, 26 de noviembre de 2007

Comunidad


"El poner durante mucho tiempo el acento en el individuo, y después en el individuo social, ha hecho olvidar lo que, precisamente, es primordial para el hombre: el vivir en común. Más allá de lo social, donde se expresa la solidaridad mecánica, encontramos la socialidad, que remite a la solidaridad orgániza, donde la relación con el cosmos y la relación con el otro se entretejen sin cesar" (Maffesoli, 1996 De la orgía, p. 15).
En este párrafo yo diría que Michel Maffesoli muestra una profunda querencia comunitarista, pero no en el sentido de Taylor y otro, si no en el sentido de que el ser humano -como tal- es comunitario. Esto, precisamente y a su vez, nos desemboca en el pensamiento de Xavier Zubiri quien afirmaba que una de las dimensiones del ser humano era el de ser social, entendiendo ésta como comunidad, no como agregación de individuos.

sábado, 6 de octubre de 2007

Michel Maffesoli: Entrevista


Una mirada a la violencia social
Por Vicente Verdú

“Estas explosiones juveniles en Francia son la expresión del hecho de que no sirve de nada evacuar completamente la violencia, sino que, al contrario, hay que encontrar los medios para “homeopatizarla”. En toda la cuenca mediterránea existe la tradición de saber ritualizar la violencia, y Francia actualmente ya no sabe hacerlo. Por ejemplo, hace algunos años me rebelé contra la ley que impide hacer novatadas a principio de curso, novatadas que a veces son violentas, escatológicas. Para mí, la prohibición muestra claramente la locura de una sociedad que tratando de eliminar toda violencia, potencia su reaparición explosiva. No soy profeta, pero, en mi opinión, estos hechos vandálicos volverán a ocurrir. Podemos predecir que en esta vida “aseptizada”, de vez en cuando, inesperadamente, se van a producir arranques vitales y enérgicos.”

“¿Cuál es la crítica que le hacen?

Hay muchas críticas, pero una de ellas consiste en decir que yo niego al individuo, que niego el individualismo.

¿Y?

En el fondo, negar al individuo es un verdadero escándalo porque sobre esto se formó la cultura moderna. Entiéndame, considero que el individualismo ha dado buenas cosas, pero hoy ya no es pertinente. Intento demostrar que ya no es pertinente, pero… ¿cómo le diría? Encontré un día un texto muy hermoso de George Steiner sobre Heidegger que se puede aplicar a esta cuestión… Muestra cuando Heidegger demostró que habíamos pasado de un ser infinitivo, el verbo ser, a un ser nominal, a ser algo. El paso del aspecto general, el verbo ser, hacia “ser alguien” constituye, en el fondo, la creación del individuo y de la individualidad. Y creo que actualmente se está produciendo, por saturación, un paso de este sustancialismo a otro pensamiento que se encuentra más cerca del pensamiento oriental. Es decir, no importa tanto el individuo como el grupo.”

[uffff….digo yo]

“El hedonismo es lo festivo y lo trágico. Se puede decir: “No hace falta filosofar”. Simplemente no sabemos si habrá otro mundo, bien sea político o religioso, después. No sabemos si lo hay. Así que debemos disfrutar aquí y ahora, hic et nunc. La diversión ya no se proyecta a largo plazo, sino que se vive en el instante, el instante eterno. Es decir, no en una gran eternidad lejana, sino en un pequeño momento. En mi libro El instante eterno pongo el ejemplo divertido de la filosofía del kairós, que es la filosofía presocrática. Ahora bien, ¿qué es el kairós?, una oportunidad, la mejor ocasión, el mejor momento… Kairós era un viejo calvo al que había que atraparlo en el momento mismo, porque no era posible atraparlo por los pelos cuando se marchaba. Y es interesante observar que las jóvenes generaciones tienen a la vez este sentido del hedonismo, esta gran intensidad del momento, visible en el bullicio cultural que encontramos en París, en Londres o en Madrid buscando el disfrute.”

domingo, 30 de septiembre de 2007

Tribus Urbanas

La “apropiación” del espacio territorial

por Marcelo Gamero Aliaga
Sociólogo

Diversos estudios han venido demostrando que el territorio como sociedad organizada con identidad propia, está siendo revalorizado bajo la globalización, la cual por una parte universaliza y por otra produce espacios de solidaridad más aferrados a la ciudad y al barrio. Es posible que el espacio sea el terreno de las fuerzas económicas y políticas; pero es esencialmente, la creación de inversiones microscópicas o “invisibles” que constituyen la red más sublime del continuom de la vida cotidiana. Esto queda en manifiesto en el análisis de Maffesoli en torno la correspondencia física y social[1]. En este apartado, dicho autor señala que tomar en cuenta la correspondencia nos remite a la valo­ración del espacio que posee sus propios valores. Ahora que el linealismo histórico se ha vuelto sospechoso, volvemos a pensar que acaso el espacio es el lugar para una verdadera reinversión social. No hace mucho, cuanto se refería a lo espacial era señal de una perspectiva anacrónica, es decir, reaccionaria[2].

No obstante, la relación entre la socialidad y espacio existe aún de manera clandestina sobre todo en los barrios populares, mediante una apropiación del espacio no muchas veces resaltada de manera positiva. Como señala el mismo Maffesoli, de esta forma, “los sociólogos coinciden en reconocer la frecuen­cia de los valores rurales, con una especie de vuelta a la naturaleza comunitaria correspondiente a un terruño cuya carga imaginaria no hemos agotado. En este sentido, la corres­pondencia es pertinente para nuestra disciplina; nos hace pasar de un registro a otro con acentuaciones diferentes, y así permite for­mar un cuadro muy completo de este conjunto social que tenemos que describir.

Efectivamente, todo lo que se refiere a los a los diferentes rituales urbanos (trayectos, mercados, cafe­tines, etc.), así como los espacios secundarios “que creamos dentro del límite de la ciudad y de los suburbios y, por qué no, la multi­plicación de lo que llamamos jardines obreros también constitu­yen una manera de corresponder a un ambiente cósmico, no im­porta de qué dimensión sea”[3]. En resumidas cuentas, se puede decir que la socialidad, tiene una relación directa con la adap­tación a determinado territorio, desde lo cual, el barrio puede ser designado esencialmente como un espacio de socialidad.


[1] Maffesoli, Michel, El conocimiento ordinario. Compendio de sociología, Fondo de Cultura económica, México, 1993.

[2] Ibidem

[3] Ibidem